El agua producida es un subproducto que sale a la superficie durante la exploración y producción de petróleo y gas. A veces se denomina agua de formación, salmuera o agua salada. Suele ser salobre y procede de formaciones subterráneas, bien de zonas adyacentes al petróleo y al gas, bien de la misma zona que los hidrocarburos. En algunas operaciones de petróleo y gas, el agua producida resulta de la inyección de agua limpia en los depósitos de petróleo para forzar la producción de los pozos.
Tanto si el agua producida existe en la formación subterránea como si es resultado de la inyección, tiene algunas de las características químicas de la formación, del hidrocarburo que se extrae, así como de los productos químicos añadidos durante los procesos de extracción y tratamiento. El agua producida es en realidad el subproducto de mayor volumen de la exploración y extracción de petróleo y gas. En todo el mundo se generan miles de millones de galones de agua producida cada día.
Para el tratamiento del agua producida se emplean una gran variedad de tecnologías. El método de separación de los hidrocarburos del agua debe dar resultados que cumplan la normativa medioambiental. El coste del tratamiento, la eliminación y el control del agua producida es un factor importante para la rentabilidad de las operaciones.
Antes de devolver el agua tratada al medio ambiente, la empresa que extrae petróleo o gas debe analizar el contenido de hidrocarburos del agua. Por ejemplo, la norma para las operaciones en alta mar en Estados Unidos es reducir el contenido de hidrocarburos del agua efluente -o residuos líquidos- a 29 mg/l. Los efluentes en tierra firme no pueden eliminarse en las aguas superficiales y a menudo es necesario inyectarlos en pozos de eliminación de agua salada. Con un tratamiento adecuado y un contenido reducido de hidrocarburos, los efluentes en tierra firme se reciclan a veces para la fracturación hidráulica o la reinyección.
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